Quién fue Erik Leonard Ekman?

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Erik Leonard Ekman nació el 14 de octubre de 1883 en Estocolmo. Era el hijo mayor de una familia numerosa. Era especialmente con su hermana Lisa con quien Erik Leonard mantuvo un cierto contacto a través de cartas durante muchos años. Aquellas cartas, las cartas a Lisa, que se conservan en los archivos de la Fundación Ekman, proveen de un retrato de la vida de su hermano.

Erik Ekman aprendió muy temprano a vivir en condiciones precarias. Aunque no obtuvo ayuda económica de su hogar, luego de obtener su bachillerato en 1903, decidió continuar sus estudios universitarios en Lund, una prestigiosa universidad en el sur de Suecia. Durante sus años universitarios realizó expediciones científicas dentro y fuera de Suecia y trabajó en el Museo de Historia Natural de Estocolmo.

Su primera larga expedición al extranjero fue a Misiones, al norte de Argentina, en el año 1907. Durante tres meses en Misiones, Ekman concluyó una colección representativa de hierbas argentinas. Este trabajo llamó la atención del Museo en Estocolmo y se le ofreció una posición en el Museo.

En marzo de 1910, Ekman viajó a Berlín para estudiar las plantas que formarían parte de su disertación doctoral. Ahí conoció al profesor alemán Ignatz Urban quien se convirtió en alguien muy importante para el futuro de Ekman. El profesor Urban estudió los descubrimientos de Ekman y publicó las principales plantas descubiertas por él.

En febrero de 1914 recibió su doctorado y poco tiempo después, en marzo del mismo año, dejó Suecia, donde nunca regresó.

Luego de una corta estadía en Nueva York, donde visitó el herbarium del Jardín Botánico y conoció a varios botanistas, llegó a La Habana en abril de 1914. Su estadía en el Caribe duraría 17 años. Falleció en Santiago de los Caballeros, en la República Dominicana, después de pocos días de enfermedad, en enero de 1931.

Ekman fue una persona fuera de lo común. Fue un gran talento científico, orgulloso y con un gran sentido de respeto por sí mismo, por su conocimiento y su inmensa capacidad. Su personalidad comprendía muchos aspectos originales. Tenía gran desprecio por las convenciones y aprendió a vivir bajo condiciones económicas muy escasas. Una descripción muy vívida de él fue dada por William B. Seabrook en el libro The Magic Island (1929):

“Recogido en una esquina sombreada yacía durmiendo sobre su estómago, como un perro, un hombre delgado, sin afeitar, indescriptible, con pelo color de arena, con zapatos haitianos y sogas, sin medias, vestido con ropas viejas y gastadas (…) permítame presentarles mi amigo el doctor Ekman de la Real Academia Sueca de Ciencia. Sucede que es la autoridad mundial respecto de la flora de las Indias Occidentales.” Se dice que Ekman comentaba que esta descripción de él era en parte cierta.

A su llegada en La Habana, Ekman fue informado que había disturbios en La Hispaniola. Más aún, la peste se había desatado en Cuba y las comunicaciones por barco estaban suspendidas. Debido a estas circunstancias retrasó su viaje a Hispaniola, un retraso que duró diez años, el tiempo que Ekman permaneció en La Habana.

Ekman llegó a Puerto Príncipe en julio de 1924. Las dificultades económicas habían desaparecido. El financiamiento de Estocolmo había sido reiniciado. En Haití encontró amigos que lo cuidaron y fue respetado y apreciado por su enorme conocimiento sobre la naturaleza y la flora de Haití.

La reputación de Ekman como conocedor de Haití hizo que se embarcara en expediciones con científicos y con turistas. Entre los años 1924 y 1928 Ekman exploró Haití en todas   direcciones. Con frenesí inagotable escaló casi todas las montañas tales como el Masivo de la Hotte, Morne de la Selle y el Masivo Central.

El trabajo botánico que Ekman llevó a cabo en Haití fue de gran importancia. Sus colecciones fueron estudiadas por el profesor Urban en Berlín y por muchos otros especialistas. En junio de 1927 Ekman fue al fin formalmente reconocido por la Academia de Ciencias de Suecia. Ekman pasó cuatro años en Haití y se podría decir que fue una etapa feliz de su vida. Al final de 1928 Ekman consideró que había explorado Haití suficientemente y que era tiempo de ir al país vecino, República Dominicana.

LA REPUBLICA DOMINICANA

Ekman llegó a Santo Domingo el 28 de diciembre de 1928. En República Dominicana concentró sus excursiones en ciertas áreas. Cerca de la capital, encontró sabanas con una flora que no tenía correspondencia en Haití. En las laderas de las montañas halló las zonas bitópicas más ricas y en particular helechos. Gracias al material que Ekman recolectó, Urban pudo terminar su extenso estudio de la flora en las Antillas Mayores titulado Plantae haitienses et domingenses novae vel rariores. Durante sus años en la República Dominicana, Ekman vivió en Moca o en Santiago de los Caballeros donde su buen amigo el doctor Raffaele Ciferri. Ciferri frecuentemente acompañaba a Ekman en sus excursiones.

En el libro Plantae Ekmanianae los textos sobre amaryllis (Hippeastrum), azulejo         (Cornutia) y mélastomataceas (Tetrazygia etc.) ilustran las colecciones botánicas de Ekman en República Dominicana.

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Ciferri acompañó a Ekman en su última gran excursión. Esta se llevó a cabo del 17 al 18 de diciembre de 1930 y fueron a Firme del Banilejo, que es una montaña en la cordillera central en la zona del río Maimón. El clima era muy malo y Ekman estaba cansado y probablemente sentía que ya no gozaba de plena salud. A la vuelta de esta excursión pasaba la mayor parte del tiempo dentro de la casa con Ciferri y su familia. Estaba ocupado con sus plantas, organizándolas y poniéndoles etiquetas.

El 10 de enero de 1931 se enfermó. Tuvo una fiebre muy alta. Luego de unos días con la fiebre y el corazón debilitado, murió el 15 de enero en la Clínica Altagracia en Santiago de los Caballeros. Tenía solo 47 años.

Erik Leonard Ekman fue enterrado en el Mausoleo del Maestro en el cementerio de Santiago de los Caballeros. Ahí se encuentra hoy una estatua suya erigida por la Fundación Instituto Ekman. Al pie de la estatua hay una placa con la inscripción siguiente:

“Dr. Erik Leonard Ekman

Santiago, R. D. –15 ene. 1931

Eminente Botánico Sueco que dedicó

su vida a la flora del Caribe”.

Una estatua similar ha sido erigida en el Jardín Botánico de Santo Domingo. Calles en Santo Domingo y en Santiago de los Caballeros llevan su nombre. De esta manera la memoria de Ekman y su importante labor científica se mantienen vivos en República Dominicana.

El Dr. Cifarri, en una emotiva carta al profesor Samuelsson, que se encuentra en el Museo de Historia Natural de Estocolmo, describió la enfermedad de Ekman y su muerte:

“La última excursión que hicimos juntos, y que para él fue su última (…) fue a las montañas sobre el río Maimón. Yo regresé después de una cuantas horas ya que no podía encontrar nada importante, mientras que él quería continuar hasta la cima esperando encontrar las bellas flores de la nueva y hermosa especie llamada Omphalea. (…) Encontró las flores pero durante la noche llovió y no logró encontrar refugio. (…) En la noche del diez de enero, jugó bridge con nosotros, como de costumbre, pero se quejó de sentir mucho frío y se puso un chaqueta. A las 11 de la noche declaró que tenía fiebre pero sólo luego de muchas admoniciones logré tomarle la temperatura que era de más de 40 grados. Debo decir que mi amigo era siempre extremadamente despreocupado en lo relativo a su salud y no tenía confianza en los médicos ni en la medicina y pensaba que podia curarse él solo con quinina y cocciones de hierbas. (…) Finalmente aceptó ir donde el médico y lo llevé en mi auto donde el Dr. Eldon, un médico británico que Ekman conocía y que era uno de los más hábiles de Santiago. Luego de un largo y meticuloso examen el médico hizo el siguiente diagnóstico: una seria forma de malaria atípica (…) con síntomas locales en los bronquios y los pulmones. (…) Ekman estuvo en todo momento de buen humor y continuo leyendo mis revistas científicas y discutiendo conmigo. No quería quedarse largo tiempo en cama pero se recostaba por largas horas en el sofa. Su corazón era muy fuerte y bromeaba conmigo sobre su corazón, que decía estaba hecho de acero puro fabricado en Suecia, del mismo acero que los vikingos usaron para fabricar sus espadas”.

EPILOGO

Erik Leonard Ekman estuvo ausente de Suecia durante 17 años. La vida que escogió fue una vida llena de dificultades. Su deseo era, luego de su estadía en República Dominicana, de continuar sus estudios científicos en Venezuela. Probablemente pensó que un día volvería a un puesto en el departamento de botánica del Museo de Historia Natural de Estocolmo. Sus cartas son testimonio del hecho que a pesar de que sufriera períodos oscuros en su vida encontró gran satisfacción a través de sus fantásticas colecciones botánicas del Caribe, nunca antes logradas.

En su carta a Samuelsson en el verano de 1926 Ekman escribió:

“Cuando leo que mis antiguos amigos son profesores y miembros de la Real Academia de Ciencia me sucede a veces que dudo en seguir la estrella errante que me guía. Encontraré yo también a Cristo en su pesebre al final del camino? No es lunático e idiota entregar mi vida aquí, solo y con incesantes privaciones y fatigas? Lo único valioso para mí es la carta de reconociento que recibo de vez en cuando de usted o del professor Urban. También me es dado un cierto reconocimiento halagador de parte de los americanos y de las sociedades quasi-científicas aquí, pero compensa esto lo que he perdido? Me reconforto con el hecho que doy lo mejor de mí donde estoy ahora y dejo que la aprobación de mi conciencia sea compensación suficiente. Sin duda nací para ser lo que soy, un aventurero moderno, un caminante errante en el tierra verde de Dios”.

Ekman es sin duda uno de los principales coleccionistas botánicos de todos los tiempos. El hecho que trabajó solo en el campo y con escasos recursos lo hace único entre los exploradores botánicos. Ocho géneros de flores llevan su nombre.* Más de cien especies llevan el epíteto ekmanii en honor de el. Las colecciones de plantas caribeñas de Ekman suman 35,750 ejemplares numerados que,,con sus dobles, corresponden a más de 100,000 ejemplares. Descubrió aproximadamente 2,000 nuevas especies y alrededor de 40 géneros de plantas.

Las colecciones originales de Ekman se encuentran en el Museo de Historia Natural de Estocolmo. La gran colección de dobles que se encontraba en Berlín y que contó con la colaboración de Urban, fue probablemente bastante completa pero fue destruída durante la segunda guerra mundial. También hay ejemplares de Ekman en herbarios en La Habana, Puerto Príncipe (Damien), Santo Domingo, Copenhague, Londres, Washington, Saint Louis, Cambridge, Massachusets (Universidad de Harvard), y Nueva York (New York Botanical Gardens).

(Fuente: Evento científico en conmemoración del gran naturalista Carlos Linneo y el botánico famoso Erik Leonard Ekman, Cuba)

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Source: moscosopuello.wordpress.com

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