Su amor a los caballos, lo llevó a criar una raza “pequequina”

Redacción BM Editores.

En el contexto, todavía reciente del lamentable fallecimiento del ícono de la canción vernácula mexicana, Vicente Fernández, salen a la luz pública las aficiones y amores del “Charro de Huentitán”, todo un personaje artístico que amalgamó con el paso de los años el cariño fiel del pueblo mexicano.

En el portal de Internet, Plumas Atómicas, el periodista Daniel Santos Díaz revela que Vicente Fernández, quien tenía 81 años al morir, amaba con intensidad la crianza de caballos miniatura, al grado de que en su Rancho “Los Tres Potrillos”, que edificó en 1980, en honor de sus hijos, en una extensión de 500 hectáreas, creó también su propia raza pequeña de equinos, muy apreciados a nivel mundial, sobre todo por los niños.

Al Charro le gustaban de sobremanera los caballos, lo que lo empujó a desarrollar la afición de la crianza pequeña, que al paso del tiempo se convirtió en un consolidado negocio y resultado de una visión clara empresarial

Especialistas del rancho revelaron que los caballitos miniatura son de diversos colores, pero lo más importante y sorprendente, son pura sangre cuarto de milla.

Vicente Fernández creó así su criadero de caballos miniatura que no miden más de 86 centímetros de altura y como resultado de sus genes han logrado ser muy atractivos para su comercialización en los mercados de México y Estados Unidos. Los miniatura, viven hasta seis años y requieren por sus condiciones naturales niveles menores de mantenimiento, como espacio y comida necesaria para su subsistencia. Uno de estos ejemplares puede valer en el mercado hasta 30 mil pesos.

Source: bmeditores.mx

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