Siete meses tras el descubrimiento del virus: ¿qué nos queda por entender?

El código genético del virus es una secuencia de 30.000 “letras”. Ahí está contenida toda la información que necesita para replicarse una vez infecta las células humanas. Como todos los virus, el SARS-CoV-2 también muta. Las mutaciones son cambios aleatorios en las letras que forman la secuencia genética.

Ya se han secuenciado miles de genomas completos del virus provenientes de pacientes de todo el mundo. Eso nos permite construir un “árbol genético del virus” y saber “cómo se ha ido moviendo por el mundo”.

El proyecto nextstrain tiene una fabulosa visualización en su web de este árbol genético del virus. Los diferentes colores representan los continentes donde se tomaron las muestras.

2.- Sabemos que el virus está mutando muy despacio: una fantástica noticia para el futuro de las vacunas.

A pesar de esas mutaciones que podemos ver en el gráfico anterior, el virus no está cambiando demasiado. Eso es imprescindible para la futura eficacia de las vacunas. Uno de los desafíos al que nos enfrentamos con cualquier virus es que mute demasiado rápido y las vacunas se queden “desfasadas” al poco tiempo de ser desarrolladas. Afortunadamente, el ritmo de mutación del SARS-CoV-2 parece bastante reducido.

3.- Sabemos el mecanismo que utiliza para entrar en las células humanas.

Los virus no son del todo “seres vivos”: necesitan entrar en las células de otros seres para reproducirse. En los últimos meses se ha producido un increíble avance en biología molecular para entender el mecanismo que utiliza el virus para introducirse en las células humanas.

El SARS-CoV-2 utiliza los “pinchos” que tiene alrededor para entrar en las células. (Señalados como “spikes” en la siguiente figura):

Los biólogos han conseguido simular en el ordenador cómo actúan estas proteínas del pincho. Lo podéis ver en este vídeo espectacular del Beck Laboratory:

 

4.- Los niños y el coronavirus: en los primeros meses se pensaba que no jugaban un papel importante en la transmisión, pero cada vez está más claro que se infectan y contagian a otros igual que los adultos.

Este es uno de los asuntos que más polémica y discusión científica ha generado. Una de las cosas por fortuna más claras de esta pandemia es que muy pocos niños desarrollan una variante grave de la enfermedad.

Eso nos hizo pensar al principio que quizás no eran tan contagiosos como los adultos. Pero todos los estudios serológicos que se han hecho hasta la fecha confirman que se infectan en la misma proporción que los adultos.

No sólo eso: a partir de los 10 años también contagian a otros exactamente igual que los adultos.

5.- Transmisión por aerosoles: un debate sin fin entre los científicos.

El virus se transmite por el aire. O para ser más preciso: se transmite en las gotillas de agua que expulsamos al exhalar, hablar, toser o estornudar.

Pero la gran pregunta es: ¿sólo en las “gotillas grandes”? ¿O también en las “gotillas microscopicas” (llamadas aerosoles)? La diferencia es sustancial: las gotillas grandes caen rápido al suelo, mientras los aerosoles pueden pasarse horas flotando en el aire.

Este asunto ha generado una agria polémica entre los científicos y aún no está definitivamente cerrado.

6.- Sabemos que en lugares cerrados y con mucha gente este virus es extremadamente contagioso.

Los mayores brotes documentados se han dado en cruceros, prisiones, iglesias o grupos de canto. Esos ambientes cerrados, poco ventilados y con mucha gente son el “paraíso” para el virus.

7.- Sabemos que prácticamente la mitad de los contagios son asintomáticos.

Según los últimos estudios, un 46% de los contagios son completamente asintomáticos. ¿Por qué algunas personas apenas los notan mientras otras desarrollan una enfermedad mortal? Esa es una de las preguntas a las que aún no hemos respondido.

8.- No sabemos cuál es el mecanismo que genera la inmunidad frente al virus.

Nuestro sistema inmunitario es el encargado de “luchar” contra los enemigos externos como los virus. Pero sus mecanismos son extraordinariamente complejos y está formado por muchos elementos. No sabemos exactamente aún cómo se genera la inmunidad frente al coronavirus.

Hasta ahora nos hemos centrado mucho en los “anticuerpos”, pues son proteínas fácilmente medibles en la sangre, pero las últimas investigaciones apuntan a que unas células llamadas “linfocitos-T” podrían ser claves en la inmunidad.

9.- Tampoco sabemos cuánto dura la inmunidad frente al virus.

Este es un problema esencial a resolver: una vez que hemos pasado la enfermedad, ¿cuánto nos dura la inmunidad? ¿Meses o años? Para los coronavirus que provocan el resfriado común la inmunidad dura apenas 24 meses. Para el “primo-hermano” del SARS-Cov-2, llamado virus del SARS, la inmunidad parece que dura años. Tenemos que conocer la respuesta a esta pregunta si queremos saber cuán efectivas serán las vacunas.

10.- No parece que haya reinfecciones en la gente que ha pasado la enfermedad, aunque vuelvan a dar positivo en una PCR meses después.

Durante los últimos meses han aparecido algunas noticias alarmantes hablando de casos en los que alguien se volvía a infectar pocos meses después el Covid. Pero cada vez está más claro que no es así: puede que den positivo en una PCR (eso significa que tienen material genético del virus en su garganta), pero no significa que puedan contagiar a otros.

Source: www.ojala.do

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