Rosa de Bayahibe, Flor Nacional Dominicana

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La Pereskia quisqueyana Alain es una especie amenazada, endémica de la zona de Bayahibe (Sureste de la República Dominicana).

Arbusto de 3-4 m de altura y hasta 10 cm de diámetro, la corteza verdosa recubierta por numerosos grupos de espinas que brotan de un mismo lugar llamados areolas. Las espinas son rectas, de color pardo, de 2-5 cm de largo; hojas elípticas a obovato-elípticas u oblanceoladas, de 4-6 cm de largo por 1-2 cm de ancho en las ramas viejas o floríferas, de hasta 11 cm de largo por 3 cm de ancho en las ramas jóvenes, el ápice y la base son acuminados; nervio medio más notorio en el envés que en el haz; flores axilares, solitarias, pétalos de 2.2 cm de largo por 1-1.3 cm de ancho, color rosado intenso y muy vistosos. La flor macho tiene numerosos estambres rosados con las anteras amarillas y un ovario atrofiado en forma de cono invertido. [Liogier, A. H., 2000. Diccionario Botánico de Nombres Vulgares de La Española. Jardín Botánico Nacional Rafael María Moscoso. Santo Domingo, República Dominicana].

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Lo parezca o no, la Rosa de Bayahibe es un cactus. A primera vista no se le reconoce como tal, por las hojas. Y aunque el porte de la Pereskia, su estampa vegetal, no es claramente cactoide, sus flores sí lo son. Son auténticas flores de cactus. Y por ser esto —el aparato reproductivo— la clave para reconocerlos, las flores definen a la Pereskia como cactus legítimo. Los cactus con hojas corresponden a las primeras etapas de la evolución de estas plantas, que al cabo de un largo proceso de adaptación a los desiertos, culminaron en las formas más avanzadas: tallos y ramos carnosos para acumular agua en los períodos de sequía, a lo que sumaron la transformación de las hojas en espinas, escamas, etc. para reducir la superficie de evaporación.

Por eso los cactus del género Pereskia se cuentan entre los más primitivos. Son los que mejor nos muestran hoy algunos de los primeros pasos de esta evolución que dio origen en América a este tipo de plantas. Todavía tienen algo de las plantas de que provienen (las hojas) al tiempo que presentan algunos de los rasgos con que los cactus se protegieron de los rigores del desierto; entre otras cosas, espinas.

Lo que indica que en las Pereskia había empezado ya, sólo que parcialmente, el proceso que les modificó las hojas a los cactus. Las espinas les cubren gran parte del tronco, y abundan en las ramas; pero todavía les queda gran número de hojas sin modificar. A mitad de camino: ese es su caso. Y representan, por eso, el eslabón que vincula a las Cactáceas con las otras familias de plantas. Son el puente por donde las plantas de las que derivan pasaron a ser cactoides, esto es, cactus avanzados, ya con la apariencia típica del cactus. [Extracto del “Capítulo 2. Cactus” de la compilación de artículos La Naturaleza Dominicana, del cronista naturalista dominicano Félix Servio Ducudray (1924-1989)].

La Pereskia quisqueyana fue descubierta en 1977 por el botánico francés Alain Liogier en Bayahíbe, provincia La Altagracia, y declarada especie nueva para la ciencia en 1980. El 13 de julio de 2011 fue promulgada por el presidente Leonel Fernández la Ley 146-11, que la designa como Flor Nacional.

Source: apuntesverdes.wordpress.com

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