Lecciones de una catástrofe climática para la industria de la uva

El siguiente artículo fue desarrollado por Martín Silva Armanet, Ingeniero Agrónomo PUC y Asesorías Paso Pehuenche y miembro de UVANOVA.

El catastrófico evento de fines de enero y principios de febrero, consistente en la ocurrencia de precipitaciones en gran cantidad que cayeron durante tres días, seguido de por al menos dos semanas de clima húmedo anormal para la época, configuró el peor escenario posible para la Uva de Mesa, dada la fecha de ocurrencia.

La Uva se encontraba en el período entre envero o pinta, y cosecha, las variedades más tempranas estaban siendo cosechadas, las más tardías incrementando su contenido de azúcar.

La presencia de agua libre por sí sola, en este estado fenológico del hospedero, en este caso la Uva, configura el mejor escenario para el desarrollo de pudriciones, especialmente debidas al hongo Botrytis cinerea, pero las heridas que produce el evento lluvioso y que son mayores en cuanto es mayor la cantidad de agua caída. Son puerta de entrada a la infección por otros hongos que requieren esta puerta de entrada, y que configuran la enfermedad que se conoce como Pudrición Acida.

Ya se mencionó, a mayor agua caída, y a mayor contenido de azúcar de las bayas, mayor fue la incidencia de partiduras. Se vio diferencia en cuanto al daño entre variedades, pero no siempre se pudo identificar un patrón, debido a la ocurrencia de varios factores de incidencia conjunta, que se tratarán más adelante.

No podemos manejar el nivel de azúcar al ocurrir un evento de este tipo, dado que desconocemos la fecha de ocurrencia de éste, pero si llevamos la fruta a mayores contenidos de azúcar, indudablemente esto constituye un factor a tener en cuenta.

Sin duda alguna a mayor contenido de azúcar el sabor de la uva mejora, pero este mayor contenido de azúcar- la maduración por períodos prolongados de la fruta en el huerto- pueden afectar negativamente su condición futura.

Afortunadamente el clima tendió a normalizarse a partir del 20 de febrero aproximadamente y con ello las pudriciones se estabilizaron, lo afectado se quedó en su estado, pero ese avance imparable de la pudrición a nivel huerto se estabilizó.

No hay fungicida superior al clima, ya que Botrytis especialmente es una enfermedad de ocurrencia según las condiciones climáticas. Si estas condiciones le son favorables para su desarrollo, aún los mejores fungicidas son insuficientes a nivel de campo, y mientras persistan las condiciones para el desarrollo de la enfermedad, sólo se pueden aplicar medidas que harán que el daño sea de menor o mayor grado.

Así, luego de recorrer huertos durante todo el mes de febrero, se pudo extraer cinco lecciones, a lo menos, que pueden ser útiles en los manejos de producción de Uva de Mesa en el futuro.

Las cinco lecciones:

  • La ventilación: Los parrones más ventilados se vieron menos afectados. Esto siempre se ha sabido, y hay trabajos por ejemplo del recordado maestro Doug Gubler, que demostraban que la ventilación es tan importante como el mejor fungicida, o que un buen fungicida, sin la correcta ventilación, no tendrá más de un 50% de efecto sobre Botrytis. Gubler fue categórico en este punto. El parrón debe estar ventilado, Jim Marois y Jenny Broome sostuvieron y demostraron cuando desarrollaron un modelo predictivo de Botrytis, que con adecuada circulación de viento el micelio no era capaz de colonizar una baya adyacente. Tanto los parrones como la formación en Gable deben estar adecuadamente ventilados, permitiendo la entrada de luz, y especialmente de viento. La exposición a la luz hará además que las bayas desarrollen una mejor cutícula, más resistente a ser infectadas. Por lo tanto, en manejos futuros, deberemos insistir en que nuestros parrones o Gable deben ser sometidos a un intenso manejo de canopia, para optar a mejor condición de la fruta.

Formación Lineal en “H”: Parrones ventilados

  • Racimos Sueltos: También es de conocimiento general que un racimo apretado tiende a pudrirse más, ya que este apriete no sólo es fuente de heridas, sino que es un impedimento a la circulación de aire, y al ingreso de agroquímicos. Al mismo tiempo, al estar apretado, en su interior el agua permanece por más tiempo, alargando las condiciones favorables al desarrollo de pudriciones. Los chilenos le tememos al llamado sobre raleo, es decir, que al momento de la cuaja, ésta sea insuficiente, y por lo tanto los racimos queden paludos y livianos, en definitiva, que el número de bayas por hectárea sea insuficiente. Sin embargo, si nos preguntamos a nosotros mismos por cuantas veces hemos sufrido un daño comercial por sobre raleo, la verdad es que podremos recordar muy pocas oportunidades reales. Tenemos que ser más agresivos, porque además el costo y escasez de mano de obra es una realidad actual, agravada por la competencia de otros cultivos como la cereza, que captura en su cosecha a la mano de obra que podría estar raleando los racimos. Por lo tanto, necesitamos lograr mejores raleos “químicos” o naturales en nuestros racimos, de manera que queden más sueltos, que el arreglo de los mismos sea lo más simple y rápido posible, y que nos permita ajustar el número de bayas por hectárea que necesitamos para lograr un objetivo productivo. Cualquier variedad que requiera un raleo costoso, o que desarrolle uvilla con facilidad, se complicará en su manejo en el presente y en el futuro. O se encuentra una solución a esta desventaja, o no prosperará. Debemos desarrollar modelos de arreglo agresivos, simples, rápidos, tendiendo a 1 o 2 pisos, y tratando de eliminar el tercero. Los arreglos se deben evaluar favoreciendo aquellos que demanden menos cortes de tijera, logrando los objetivos enunciados. No sobra ni el recurso humano ni el dinero para hacer “obras de arte”, que además hoy no retornan un mayor precio. Resumiendo, racimos sueltos tienen mejor condición. 

  • Calibre: Con la llegada de las variedades nuevas, el calibre ya no es un tema. Las pócimas y recetas tendientes a lograr fruta de mayor calibre son cada vez menos gravitantes en el resultado, ya que las nuevas variedades son de bayas naturalmente más grandes, pero traemos una tara que es necesario corregir. Normalmente los precios de la fruta exportada han tendido a retornar mejores resultados por la fruta de mayor calibre, aún cuando en la realidad esto no siempre pase. Debemos buscar hoy el calibre correcto, y este es el que debiera tener un mejor precio, no estimulando con un precio ficticio la búsqueda de calibres cada vez más grandes. Hay un dicho sudafricano que dice: “mientras más grande es la baya, mayor es el problema”, y debemos reconocer que es verdadero. El calibre mediano ya no es correcto para los mercados, es decir, fruta de calibre ecuatorial menor a 17,5 o 18 mm ya no es bienvenida, pero frutas con calibres superiores a 25 mm gradualmente comienzan a complicar la condición de la fruta. En muchas variedades un calibre correcto debería estar entre 21 y 24 mm, evitándose el llevarlas sobre este rango. Si ello significa no usar Acido Giberélico, ¿cuál es el problema? Hay variedades que pueden superar los 30 mm, y la verdad es que el comerse una baya de uva en dos bocados es una desventaja y una incomodidad. La uva tiene la gracia de cada baya es un bocado, no cometamos el error de transformarla en una ciruela, o un durazno, ya que nos vamos a chorrear boca y manos al comerla. Pero está además científicamente demostrado que el sobre uso de reguladores de crecimiento (Zoffoli et al) deteriora la resistencia de la cutícula, haciéndola propensa al desarrollo de “hair line” y a potenciales pudriciones posteriores. Huertos con fruta de menor calibre soportaron mejor los efectos de la lluvia y del clima, busquemos el calibre correcto por sobre el calibre más grande. 

 

  • El Vigor: Los parrones más vigorosos desarrollaron mayores pudriciones, ya sea por presentar canopias más densas (brotes más largos, hojas más grandes), o por presentar contenidos de Nitrógeno superiores en sus tejidos. Nuevamente, está demostrada la relación entre el contenido de N y el desarrollo de Botrytis, ya que el hongo busca el N para su propio desarrollo. La sombra es más favorable al hongo que la luz, que prefiere este ambiente sombrío y menos ventilado, como ya se explicó anteriormente. Parrones más vigorosos desarrollan mayor propensión al ataque de Oídio, enfermedad que afecta gravemente a varias variedades nuevas, vigorosas en general. Las heridas por oídio en las cutículas hacen que esta pierda elasticidad, son fuente de partiduras, y por lo tanto a la infección por hongos, especialmente de Pudrición Acida. Debemos evitar el sobre vigor y buscar parrones más balanceados.

 

  • Técnicas de Aplicación de Agroquímicos: Se observaron diferencias en cuarteles que solamente se pueden explicar en cuanto a la calidad de las aplicaciones. Por ejemplo, entre un Gable ventilado y un parrón con buena ventilación, claramente la diferencia estuvo en cuanto a la distancia entre las boquillas y los racimos objetivo. En Chile, productores consideran que el hecho de hacer la aplicación es suficiente, pero claramente la calidad de la misma es determinante. ¿Qué porcentaje de nuestros productores pueden asegurar que sus equipos están bien calibrados?, ¿o que sus operarios saben las RPM a las que debe operar el toma de fuerza?, ¿o a que RPM del motor se logran 540 RPM en el toma de fuerza?, que es normalmente el estándar para las bombas de pulverizadoras acopladas al tractor. ¿Qué presión de catálogo debemos dar a las boquillas para que estas produzcan la gota correcta, evitando derivas y pérdidas innecesarias? En fin, incluso entre agrónomos y asesores estos temas no se manejan a cabalidad, a pesar de la importancia que conllevan. El mejor fungicida puede fallar por una mala aplicación. Creo que aquí hay un mundo conocido abandonado a su suerte, pero que es de la máxima importancia. Las aplicaciones de agroquímicos se deben hacer correctamente, con la calibración apropiada de manera que el agroquímico actúe en el mejor escenario posible.

Finalmente, independientemente de eventos climáticos adversos futuros, el movernos en la aplicación de las lecciones aprendidas, nos permitirá obtener siempre fruta de mejor condición. Por ello me atrevo a proponer que en los manejos futuros no olvidemos las principales lecciones, (si bien hay muchas más), que nos dejó la catástrofe de la temporada 2020/21.

Source: www.portalfruticola.com

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