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os últimos informes de evaluación del IPCC no dejan lugar a dudas de que el cambio climático es un hecho y de que la influencia humana en sus causas es más que cierta. Una fuente importante de emisiones es el sistema agroalimentario actual. Por ello, la búsqueda de nuevos modelos agroalimentarios que reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero, favorezcan el almacenamiento de carbono en la tierra y sean fuente de alimentos sanos y nutritivos para toda la población es imprescindible para frenar el incremento en la temperatura global por debajo de los 2º y, a ser posible, limitarlo a 1,5º.
Partiendo de estas premisas, la organización Ecologistas en Acción ha elaborado el informe Agroecología para enfriar el planeta en el que, de las tres dimensiones de la seguridad alimentaria –la disponibilidad de alimentos, el acceso a los mismos y su utilización– se centra especialmente en la disponibilidad de alimentos. El documento aborda cómo afecta el cambio climático a la producción de alimentos y hace una valoración de las estrategias propuestas.
Ecologistas en Acción va desgranando diferentes temas como el cambio de uso de la tierra; la ganadería industrial como otra importante fuente de emisiones; los abonos nitrogenados como la mayor fuente de emisiones directas de la agricultura; y el consumo energético del sistema agroalimentario industrial. También analiza las políticas internacionales, en las que “la búsqueda de beneficios económicos de las grandes corporaciones, la debilidad de los gobiernos y su incapacidad para defender los intereses de la ciudadanía han transformado las negociaciones climáticas en una huida hacia adelante basada en falsas soluciones de mercado y en la confianza ciega en la tecnología”, afirman.
Algunas de estas “falsas soluciones” son, para Ecologistas en Acción, los créditos al carbono, los mecanismos de desarrollo limpio o el mecanismo REDD o los biocombustibles, hasta la “intensificación sostenible” a través de un concepto llamado agricultura climáticamente inteligente (CSA por sus siglas en inglés) o los cultivos para capturar carbono a través de la técnica BECCS (siglas en inglés de Bioenergía con Captura y Almacenamiento de Carbono). Respecto al acuerdo de París, lo han definido como “un texto sin compromiso” que “ha convertido las obligaciones de frenar el cambio climático en meras sugerencias”.
Enfoque integral adaptado
Para Ecologistas en Acción, realmente “no se están aplicando mecanismos efectivos para evitar la crisis climática”, y “quienes menos han contribuido el cambio climático, las regiones empobrecidas, son las que más y con mayor intensidad sufren sus consecuencias, desde eventos meteorológicos extremos a procesos de degradación lenta “con graves repercusiones para la agricultura, sustento básico para la mayoría de sus habitantes”, recuerdan.
Las conclusiones del informe certifican que la agricultura industrial no es el camino adecuado para garantizar la alimentación ni cuidar el planeta. Por el contrario, la agroecología supone un enfoque integral de la agricultura adaptado a cada territorio y cultura. Ecologistas en Acción propone un nuevo modelo de consumo y social –consumo de alimentos frescos y locales, con menos y mejor carne y compra pública– que debe enfrentarse a retos como la cooptación, la dignificación de la actividad campesina o la accesibilidad de las alternativas. Además, añade, “no será posible generar cambios desde una mirada justa y equitativa en el sistema alimentario sin introducir una perspectiva feminista en los diagnósticos y actuaciones que se quieran realizar”. El objetivo común, concluyen, “es la construcción de la Soberanía alimentaria”.
Cambios “sin precedentes”
El estudio del IPCCC El cambio climático y la tierra (www.ipcc.ch/srccl/) alerta sobre los cambios “sin precedentes” en el sistema climático registrados desde 1950, tanto si se comparan con los registros meteorológicos disponibles desde mediados del siglo XIX, como con los registros paleoclimáticos referidos a los últimos milenios. Las evidencias son indiscutibles en el calentamiento de la atmósfera y de los océanos, la disminución de las masas de hielo y nieve, y de los recursos hídricos, el aumento del nivel del mar y el incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero provocados por la influencia humana. Y el futuro, añaden, apunta hacia una progresión de estos fenómenos físicos: a pesar de estos signos inequívocos y de los avances en los estudios de atribución de causas, en la primera década del siglo XXI las emisiones globales no sólo han seguido incrementándose, sino que lo han hecho en mayor medida.
www.ecologistasenaccion.org
Source: www.lafertilidaddelatierra.com
