Erik Leonard

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Dicen que fue el más notable explorador y botánico de La Española desde los tiempos de Plumier (1646-1704), el más intrépido y determinado.

Erik Leonard Ekman se apasionó desde niño con las plantas. Nacido en Estocolmo el 14 de octubre de 1883 en una familia muy modesta, se embarcó en 1907 con lo puesto rumbo a Argentina. Desde allí trabajó para el Museo Sueco de Historia Natural y pudo así viajar a las más importantes capitales europeas y relacionarse con los botánicos más eminentes de entonces.

Su sueño, que nunca llegó a hacer realidad, era la exploración botánica en Sudamérica, primero Brasil y luego Venezuela. Luego de alcanzar, en 1914, el doctorado en botánica en Suecia, ganó la beca para la exploración en Brasil; sin embargo, el renombrado profesor alemán Ignatz Urban utilizó su influencia pttara impedir ese viaje. Urban logró que con la beca se enviase a Ekman a las Antillas para que recolectara y le enviara especímenes de las islas, ya que comenzaba a preparar su volumen Flora Domingensis en Berlín y necesitaba a alguien del otro lado del Atlántico para poder completar su obra.

Ekman llegó a la Habana en abril de 1914, 2 meses antes de que comenzara la Guerra, que habría de detener muchos proyectos, entre ellos el del libro del profesor Urban. Pero él era indetenible. Tenía una inmensa fortaleza física, un carácter indomable, una determinación a toda prueba y una confianza en sí mismo y en su conocimiento que, según algunos, le hacían insufrible. Como, además, no podían importarle menos las comodidades de la vida (tan valoradas hoy en día), ni tampoco las convenciones sociales, no tuvo el menor problema en lanzarse a pie por los más inhóspitos y vírgenes parajes cubanos por los siguientes 10 años.

Ekman (Miguel Rojas)Lo mismo estaría haciendo durante los siguientes 7 años en la isla de Santo Domingo.

En julio de 1924 viajó a Haití, donde trabajó hasta finales de 1928, cuando dio por terminado su trabajo allí, cruzó la frontera
por Jimaní y se estableció en la República Dominicana durante sus últimos tres años de vida, que le bastaron para recorrer toda el territorio incluyendo las más escarpadas montañas e islas adyacentes.

Según Gunnar Samuelsson, citado por Estrella Veloz, en sus exploraciones en  las montañas:

“su equipo era el mínimo posible. Confiaba en la hospitalidad de la gente del lugar y tenía una enorme capacidad para ganarse su confianza […] dormía en sus chozas de madera y comía su comida. A las excursiones no llevaba más que un montón de papeles descriptivos de plantas, su machete, el medidor aneroide, su mochila y una frazada, así como un pequeño recipiente para el té, azúcar y unas tostadas para dos o tres días […] en el peor de los casos se aprovisionaba con lo que podía existir en las bromeliáceas. […] Si la oscuridad lo sorprendía, buscaba el lugar más protegido para pasar la noche […] en la cima de las montañas, quebraba un par de arbustos o ramas de pino, hacía fuego con ellas y así pasaba la noche al calor del fuego y con buen  sueño.”

En la isla, logró recolectar unos 50 mil ejemplares de plantas. De ellos, alrededor de 1,000 especies y 30 géneros fueron nuevos para la ciencia. En las Antillas, durante 17 años de trabajo incansable, Ekman recolectó unos 100 mil ejemplares, incluyendo unas  2,000 especies y 55 géneros nuevos para la ciencia.

Ningún otro botánico en la historia llegó a hacer un aporte de esa magnitud, especialmente considerando que siempre trabajó solo en el campo, con recursos limitadísimos y en una época en que la flora de la región ya no era desconocida. Hizo también descubrimientos geográficos, dibujó nuevos mapas y preparó colecciones de pequeños y diversos animales.

Ocho géneros de plantas llevan hoy su nombre: los géneros Ekmania, Elekmania y Ekmaniopappus, de la  familia de las Asteráceas (la misma familia del girasol); el género Ekmanienthe, de la familia de las Bignoniáceas (la familia de los robles y la amapola africana); así como los géneros Ekmaniocharis, de la familia de las Melastomáceas; Ekmaniochloa, de la familia de las gramíneas (la familia del trigo); Myrtemania, de la familia de las Mirtáceas (de los eucaliptos y el guayabo), y el Manekia, de la familia de las Piperáceas (de la pimienta). Asimismo, más de cien especies llevan el epíteto ekmanii en su honor.

Su penúltima excursión la realizó a la montaña Firme de Banilejo, buscando una especie nueva que estuviera en flor y que más tarde fue nombrada en su honor como Omphalea ekmanii.

El último viaje de Erik Leonard fue a reinos de donde nadie ha retornado con el mismo nombre. Hacia ellos se dirigió, como de costumbre con lo puesto, partiendo desde la ciudad de Santiago de los Caballeros, el 15 de enero de 1931.

 

Source: apuntesverdes.wordpress.com

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