El “pico del agua”. Causas y consecuencias (1 de 2)

 

No basta con que el agua sea dulce para garantizar el desarrollo de la vida, también a de ser potable, no contaminada. El agua dulce potable es el factor más limitante de la vida. Por ejemplo, el cuerpo humano esta constituido sobre un 80% de todo su peso por agua, los vegetales herbáceos contienen más del 90%. Sólo por esto el agua dulce-potable debería considerarse como un bien común y no como una mercancía.

El agua dulce-potable es un recurso renovable, de momento, aunque está disminuyendo aceleradamente por salinización y contaminación, por lo que puede llegar a ser un recurso escaso. Por lo que no resulta impensable que se pueda producir un colapso hídrico, y que se puede considerar que ya estamos inmersos en una especie de “pico del agua dulce y potable”, puesto que ésta está disminuyendo a gran velocidad. Por ejemplo, en España hoy existe el 20% menos agua dulce-potable que hace 30 años.

El 71% de la superficie del planeta se encuentra cubierta por el agua. Existe agua salada en cantidades oceánicas. Pero sólo el 3% del agua mundial es agua dulce y sólo un  0,03% está en ríos y lagos.

El agua dulce de las capas freáticas es 20 veces más abundante que en las aguas de ríos y lagos. Las capas freáticas son fundamentalmente muy favorecidas por los ecosistemas de ciclo cerrado.

Las zonas áridas  o semiáridas ocupan cerca del 40% de los continentes.

Existe una inmensa cantidad de agua dulce en los casquetes polares, nada menos que el 70%.

Mundialmente existe un 40% de superficie terrestre con problemas de: agotamiento de acuíferos, zonas rurales deprimidas y desertificación. 

La solución de todos estos problemas no puede conseguirse a base de cañerías, trasvases o pantanos; la raíz de esta cuestión se encuentra en la protección de ecosistemas biodiversos.

Al considerar el problema del agua casi siempre se cometen dos grave errores: 1º Se considera aislada del ecosistema; 2º se la considera como problema a resolver a corto plazo.

Es necesario: una “protección especial” de áreas especiales y una protección de los ecosistemas de la biosfera en general. No se debe realizar, como se está haciendo hoy en día, una búsqueda de soluciones parciales del problema, tratando de proteger los suelos, los ríos, los humedales, etc., por separado; y proteger solo las áreas especiales, etc. Porque todo esto es pura sinergia de elementos que se necesitan entre si  imperiosamente.

La madre de todas las influencias favorables es la biodiversidad y la cobertura vegetal del suelo, pero organizada en un ecosistema con sus ciclos cerrados en funcionamiento y en relación con otros flujos de la biosfera (ciclo del agua, de nutrientes, flujos sólidos, flujos humanos, etc.). Hay que evitar los flujos abiertos degradatorios.

Además de limitada, el agua dulce está mal repartida, en el espacio, en el tiempo, a la población humana de la tierra y con respecto a su utilización.

En cuanto al espacio: Más del 30% de la superficie de los continentes se considera árida o semiárida.

Opuestamente, por ejemplo: el 20% del agua fluvial del mundo se encuentra en el Amazonas, única selva aún de gran extensión. Sucede que en lugares con abundante agua fluvial es donde más retrocede la vegetación y más se están desarrollando los desiertos, debido a una mala e intensa gestión de la agricultura y la sobrepoblación humana.

En el tiempo: En regímenes pluviosos como los del Mediterráneo, el agua de lluvia esta repartida de forma extremadamente irregular a lo largo de los días del año, lo que conlleva una enorme ineficiencia del agua de lluvia para los cultivos, por lo que en estos climas se hace necesario recurrir a la practica de los regadíos

En cuanto a la población: Las necesidades mínimas de agua por habitante son de 1000 m3/hab./año, considerando el riego y la industria. Pero más del 50% de la población del Globo no llega a sobrepasar la cantidad de 500 m3/hab./año.

En cuanto a este abastecimiento de agua dulce potable actualmente existen en todo el mundo más de 2.000 millones de personas que no tienen acceso al agua dulce-potable. Además 4.500 millones de habitantes carecen de un sistema de saneamiento correcto.  

Algunos hace mucho vivieron así, pero con el neoliberalismo global otros ya comienzan a padecer escasez de agua porque su debilísima economía ya no les llega para pagar el, precio del agua. Además, esta escasez de agua dulce-potable suele suceder en los países con mayor crecimiento demográfico y con mayores problemas de aridez y desertificación.

En cuanto a la utilización: En regadíos se gasta un 63% del agua, en la industria menos de un 15% y en el consumo doméstico solo un 6% el resto (el 16%) se pierde por cañerías y acequias.

Este último no es más que otro gasto inútil, puesto que es más pérdida que gasto, además es originado por decidía de las autoridades, son las aguas que se pierden en: red de distribución, fugas de cañerías, acequias, trasvases, etc.

El problema de la desecación de los acuíferos, lagos y la desertificación

Este grave problema de la desecación es una consecuencia de un enorme un error repetido una y otra vez en todas las latitudes y gobiernos planetarios, que no han tenido nunca en cuenta los impactos ecológicos de sus actividades agrarias e industriales. 

Podemos citar algunos ejemplos de desecación de los acuíferos y los lagos: La Isla de Fuerteventura (España), el Mar de Aral (Rusia), El Río Poopó (Bolivia), El Lago Chad (que hace frontera con Níger, Nigeria y Camerún), El Río Colorado (EEUU), etc.

Comenzaremos hablando de la Isla de Fuerteventura que es el que tenemos más cercano, aunque es del que prácticamente no se ha hablado. Se trata del plan de implantación des extensas superficies de trigo de regadío en el centro de la Isla. Se planteó en pleno desarrollismo franquista, en los años 60.

Ingenieros del Opus Dei detectaron una gran bolsa de agua potable fósil (de otras eras geológicas) encerrada entre dos estratos impermeables situados por debajo de la superficie del desierto de la Isla canaria. Con su mentalidad desarrollista-cortoplacista, los técnicos y economistas vieron una gran posibilidad de “crecimiento económico” si se realizaba una perforación de unas pocas decenas de metros de la superficie de este desierto.

En efecto, obtuvieron agua a caudales, y desarrollaron los mencionados planes. Plagaron la Isla de pozos cuya agua era extraída por molinos metálicos similares a los que se ven en las películas del Oeste. En el año 1975, cuando fui allí para hacer un estudio ecológico, aún podían verse los frecuentes molinos metálicos por toda la Isla, pero ni una sola espiga de trigo. Las cabras apuraban tanto las poquísimas hierbas que parecía que se alimentaban de arena. Tuvieron “trigo y pan para hoy pero el agotamiento de una preciosa reserva de agua para mañana”.

Los agricultores trabajaban los regadíos utilizando 3.000 dromedarios africanos. Pero al acabarse el acuífero todos los agricultores se vieron forzados a vender sus dromedarios al “subdesarrollado” Aiún africano. Sólo dejaron 50 dromedarios para el turismo de la Isla. Y actualmente en la isla están teniendo que recurrir a abastecerse de agua dulce potable trasportada en barcos cisterna.

Otro caso muy a destacar es el de la desecación del Mar de Aral, también tomó su mayor apogeo hacia los años 60 en la entonces Unión Soviética. Este Mar fue víctima de los planes monolíticos quinquenales de la Unión Soviética, la cuál aposto por imponer la “revolución verde” y la gran expansión de regadíos.

Una de las acciones más reseñables de este plan fue un desarrollo frenético de regadíos para plantaciones de algodón en extensísimas zonas periféricas del Mar de Aral. En un par de décadas el tercer lago más grande del planeta, que tenía una admirable riqueza pesquera, quedó convertido en un enorme saladar estéril y con una población empobrecida. Así es la política cortoplacista: “pan para hoy y hambre para mañana”.

Hoy el panorama del Mar de Aral es desolador, sólo ofrece un inacabable saladar con infinidad de embarcaciones inclinadas sobre la arena y la sal. Un lugar en cuya periferia crece un desierto en dónde en un corto periodo de tiempo hubo un extensísimo regadío.

Podíamos describir más ejemplos, pero dejaremos de hacerlo por falta de espacio en un artículo.

Julio García Camarero

Rebelion.org

Jueves, 03 de Septiembre de 2020

Source: www.ojala.do

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